Cirque du Soleil

Cuando llegaba un circo ambulante, de esos de carpas pequeñas y donde, a escasos metros, dentro de unos camiones con logotipo ruso (siempre se presentaban como circos rusos) podías distinguir el rugido de las fieras ansiosas por salir de sus jaulas, mis padres siempre me llevaban a verlos.
Los números de circo solían estar representados por acróbatas, trapecistas, domadores de animales (normalmente monos, elefantes y grandes felinos) y payasos que hacían reir a unos niños y llorar a otros (los que se descubrían payasofóbicos, que nunca he entendido esa fobia, pero en fin..).

A mi lo que más me fascinaba no era la doma de animales (más bien pensaba "pobrecitos" cuando veía que les amenazaban con un látigo) ni los payasos corriendo y tirándose tartas. Lo que me encantaba era ver la habilidad de acróbatas y trapecistas. Tanto que cuando no podía dormir, en vez de contar ovejitas, me imaginaba colgada de un trapecio dando vueltas y también saltando y volando de una barra a otra.

Cuando surgió el Cirque du Soleil y asistí a "Saltimbanco", uno de sus espectáculos, fue como hacer mis fantasías de niña realidad con respecto al circo. Esto era lo que imaginaba para conciliar el sueño:



Como bien dice la wikipedia, "sus producciones están basadas en historias narradas de manera visual y en las que tocan temas como el miedo, la fantasía, la alegría, el paso del tiempo o la tradición mística de Oriente y Occidente."(... )"Sus espectáculos son conocidos en todo el mundo por sus complicadas acrobacias, su creatividad, sus efectos de luz y sonido, música y escenografía (...)"

La entrada es cara pero nadie puede salir decepcionado del show. En todo caso, quedarse con las ganas de repetir.

Viendo vídeos en youtube sobre el Cirque du Soleil y recordé éste. ¿No es acaso una forma bella de representar cómo nos movemos por la vida?




Muchas veces los seres humanos vivimos como en un torbellino que nos hace girar y dar vueltas sin parar. A veces pasamos por momentos muy duros y tenemos que hacer grandes esfuerzos para mantener nuestro equilibrio. Otras, avanzamos con los ojos cerrados, sabiendo que una pisada en falso podría ser nuestro fin, pero cometemos riesgos. Riesgos que a su vez comportan satisfacciones cuando se cumplen objetivos valiosos. Cuando estemos en la rueda de la vida, recordemos que hay que ser valientes. Valiente no es quien no tiene miedo, sino quien tiene miedo y a pesar de ello no se detiene.

Quien nada arriesga nada gana.